En Bernardo de Irigoyen, un pueblo argentino limítrofe con Brasil,
donde las culturas se mezclan y las identidades nacionales se diluyen (sobre todo del lado argentino),los vecinos de ambos lados de la
frontera conviven y se relacionan separados únicamente por una vereda. Es un caso de sana integración a pesar de infringir, inevitablemente, muchas normas legales.